Los inspectores investigan el secuestro de una niña cuando volvía del colegio a su casa. Durante el proceso de búsqueda encuentran una furgoneta con una muestra de sangre de la niña, la forense descubre que la pequeña está enferma de leucemia y que si se somete pronto a tratamiento podrá recuperarse. Stabler sospecha que el secuestrador no es un profesional, se mueve en un perímetro pequeño y que la familia, de posición acomodada, no ha sido elegida al azar.