Al y Steve deciden darle un repaso al chaval que viene a buscar a Kelly y, dominados por un ataque de nostalgia, acaban por comprarle su coche: un Mustang del 65, el mismo modelo con el que ambos soñaron de adolescentes. El coche alterará de inmediato las vidas de ambas familias, ya que tanto Al como Steve dejan de inmediato todo lo que están haciendo para ponerse a restaurar el Mustang. Sin embargo, el coche de sus sueños guarda más de una sorpresa.