En una casa abandonada, los ángeles llorosos aguardan. La única esperanza de detenerlos es una joven llamada Sally Sparrow y su amigo Larry Nightingale. El único problema: los ángeles llorosos pueden moverse durante un simple parpadeo. Para derrotar a los despiadados enemigos — teniendo como ayuda tan solo una conversación a medias con el Décimo Doctor — hay una regla: ¡No darles las espaldas, no mirar a otro lado y no parpadear!