Es el último día de entrenamiento antes del torneo y Tanpö comunica a los niños que aún tienen que superar una prueba si quieren demostrar que pueden competir: deben vencerle. Los chicos se alarman. Es imposible, no lo conseguirán. El maestro se enfada y les convoca al atardecer en el campo. Los chicos se enfrentan a él y, tras una épica lucha, ganan por los pelos. Tanpö acaba derrotado pero feliz. Finalmente, considera que sus pupilos han mejorado lo suficiente y les hace entrega de una nueva armadura para que puedan usarla en el torneo. Cuando le preguntan por qué le preocupa tanto toda esta historia, el maestro confiesa que él falló contra los Zorn hace 10.000 años y condenó a su dimensión pero pronto la liberaran.