Rintaro empieza a tomar conciencia de sus sentimientos hacia Kaoruko, lo que le provoca una creciente frustración al verse arrastrado por sus propias emociones. Durante un día festivo, Shohei, Saku y Ayato deciden pasar la tarde en casa de Rintaro. Por casualidad, Kaoruko y Subaru, que habían salido a comprar una tarta, se cruzan con ellos y se suman al encuentro, dando lugar a una reunión inesperada que pone a prueba los vínculos entre todos.