Tirso está decidido a superar la muerte de Irene y que sus hijos vuelvan a ser felices. Pero los aluniceros reclaman la deuda que Santi tenía con ellos y que no llegaron a cobrar, y amenazan de muerte a Santi. Tirso debe tomar cartas en el asunto para proteger a su hijo. Mientras, Nelson y Jimena se enfrentan al cierre y desalojo de la fundación y están dispuestos a todo con tal de evitarlo. Y Gladys descubre que un misterioso hombre de su pasado ha vuelto a sus vidas y desconfía de sus intenciones.