Simeoni, colaborador de la justicia, sale de prisión porque ha obtenido la semilibertad. Dos delincuentes lo matan atropellándolo con el mismo Alfa Romeo que impidió al capitán Anceschi salir de vacaciones. El criminal es el mismo que había matado años antes al padre del capitán: éste, de hecho, se había negado a pagar un soborno. La coincidencia hace sospechar al coronel De Andreis e inicia una investigación confidencial.