Titus anuncia la celebración de un próximo torneo para determinar el valor de los hombres de su escuela de gladiadores. Obsesionado por probarse a sí mismo, Crixus decide participar en los juegos de la casa Batiatus. Por otra parte, el patriarca obliga a su hijo a elegir entre su mujer y los deberes que conlleva pertenecer a una familia de alto rango. Batiatus intenta ganar tiempo, mientras su esposa Lucrecia le convence para que siga su propio camino. Entretanto, Melitta y Gannicus se desean cada vez más. Gannicus idea un plan que podría solucionar su situación pero, una vez más, el destino desbaratará sus planes.