Cegado por la rabia después de haber perdido el narcopiso en un incendio provocado, Sandro carga contra Ezequiel y le somete a una terrible humillación pública. Consciente de que la brecha en su relación con el delincuente es insalvable, el policía trazará un arriesgado plan para conseguir que Tirso se alíe con él en contra del mafioso. Por su parte, Tirso acuerda con Nelson, Pepe y Sanchís no volver a mencionar el ataque al narcopiso. Saben que si Sandro se entera de que fueron ellos no les dejará con vida.