Los Bundy se encuentran en la bolera con Mimi, la sempiterna rival de Peggy en el instituto. Rápidamente, ambas vuelven a las andadas y Mimi propone dirimir sus diferencias mediante una competición de bolos entre sus respectivas familias. Peggy acepta de inmediato, sin pararse a pensar que los Bundy son terribles jugadores. Afortunadamente, a Steve no se le da nada mal, por lo que rápidamente Peggy le convierte en un Bundy honorario.